La evidencia es abrumadora de que algo anda mal con la planificación de la jubilación tradicional. Es un modelo que no es realista. Las habilidades y los conocimientos necesarios para ejecutar con éxito un plan de jubilación tradicional están más allá de las capacidades de la mayoría de los trabajadores:
- Debe ahorrar voluntariamente una parte significativa de sus ingresos con disciplina a lo largo de su carrera (8%–30%, dependiendo de la edad en que comience a ahorrar).
- Debe desarrollar suficiente experiencia en inversiones para implementar decisiones inteligentes de inversión y asignación de activos.
- Debe saber con anticipación cuándo morirán usted y su cónyuge para saber cuántos ahorros se requieren.
- Debe saber con anticipación cuándo dejará de trabajar, ya sea voluntariamente, debido a una enfermedad o posiblemente debido a despidos fuera de su control.
- Debe saber cuál será la tasa de inflación futura durante el resto de su vida (aunque los economistas capacitados no pueden predecir con precisión este número ni siquiera con un año de anticipación).
- Debe saber cuál será el rendimiento de su cartera de inversiones durante su vida restante.
- Debe ser lo suficientemente disciplinado para nunca asaltar sus ahorros de jubilación cuando la adversidad golpea como ser despedido, problemas de salud, hijos
la universidad o divorciarse. - Y luego, para colmo, se supone que debe administrar sus ahorros para la jubilación de modo que gaste su último dólar mientras exhala su último aliento.
No es de extrañar que la mayoría de los trabajadores estén fallando en la planificación de la jubilación. Es una lista casi increíble de habilidades y conocimientos que pocos trabajadores poseen. Requiere que tenga la disciplina de ahorro de un monje célibe que vive en un burdel, habilidades de inversión que superan a la mayoría de los profesionales de pensiones y fondos mutuos, y las habilidades actuariales de un experto en seguros.